5. ¿Se adaptarán los árboles al CC?

5. ¿Se adaptarán los árboles al CC?

¿Se adaptarán los árboles al cambio climático?

Ante un cambio ambiental importante, las especies pueden emigrar, adaptarse o extinguirse. La rapidez del cambio climático actual no tiene precedentes.

¿Qué pueden hacer los árboles?

Los árboles —como todos los seres vivos— se adaptan a los cambios ambientales. Por ejemplo, se sabe que ajustan su crecimiento a las condiciones de su entorno y que de alguna manera se estarían habituando al cambio climático, realizando un mejor aprovechamiento del agua disponible.

Sus principales características son:

  • Los árboles viven muchas décadas o incluso siglos.
  • Pueden seguir creciendo durante toda su vida y alcanzar gran tamaño.
  • Producen gran cantidad de polen y semillas.
  • De todas esas semillas, muy pocas llegarán a ser un árbol adulto.
  • Tienen una importante capacidad de defensa frente a plagas y enfermedades.

Entre una generación de árboles y la siguiente pueden pasar muchas décadas. Incluso más de un siglo… La diversidad de árboles es muy grande.

Qué entendemos por adaptación y cómo la medimos

Los distintos árboles son el resultado de cientos de millones de años de evolución. La selección natural es una de las principales fuerzas de la evolución, pero no la única.

Cómo funciona la selección natural

Consiste en que sólo los individuos mejor adaptados sobreviven y se reproducen, dando lugar a especies adecuadas al medio donde viven. Además, favorece que en cada lugar se diferencien poblaciones de una misma especie con distintas características.

Todo lo que observamos de un árbol no es necesariamente adaptativo. Cualquier rasgo de un individuo es el resultado tanto de sus genes como del ambiente donde vive.

Para entender cómo se adaptan las especies al ambiente es necesario distinguir estos dos factores y esto se consigue mediante ensayos genéticos donde distintas poblaciones de una especie se comparan plantándolas en el mismo ambiente.

El aspecto externo de un árbol se conoce como fenotipo, que evaluamos por medio de distintos caracteres, como el espesor de su corteza, la cantidad de frutos o la cantidad de un determinado compuesto químico, entre otros.

Cambios externos

Algunos de estos caracteres (rasgos fenotípicos) pueden cambiar a lo largo de los años por el efecto del ambiente. Este efecto se conoce como “plasticidad” y puede llegar a ser enorme.

La disponibilidad de recursos (agua, nutrientes, luz), el viento, las plagas o incluso el fuego son ejemplo de factores ambientales que pueden provocar cambios importantes en el fenotipo, como en los dos ejemplos siguientes.

La necesidad de estudiar la genética de los árboles

Debido a su historia evolutiva, las especies forestales contienen una gran diversidad genética. Conocer en profundidad esa diversidad es fundamental para entender cómo estas especies responderán al cambio climático.

Para ello se realizan ensayos genéticos, que nos ayudan a entender las diferencias entre árboles y poblaciones (P1, P2, P3, P4, P5 y P6) de la misma especie en distintas P5 condiciones (A1, A2, A3), lo que nos A3 ayudará a elegir dónde plantarlos en las mejores condiciones para que prosperen.

La variabilidad genética dentro de una especie y su capacidad de ajustar el fenotipo ante ambientes diferentes determinan la aptitud para hacer frente al cambio global.

Amenazas y oportunidades para los árboles.

Aunque en las últimas décadas se ha realizado un gran esfuerzo de investigación, todavía necesitamos saber más sobre la adaptación futura de nuestros bosques frente al cambio climático.

Solo avanzando en el conocimiento científico podremos hacer frente a este gran reto. Los factores de riesgo (sequías, plagas, incendios, etc.) son cada vez más frecuentes y a menudo se combinan de forma imprevisible. Sabemos que en evolución todo tiene un coste, por tanto una especie no puede adaptarse perfectamente a todas las condiciones e imprevistos.

Migración asistida

Hay árboles de otras zonas que pueden estar mejor adaptados a las condiciones ambientales futuras que los árboles locales. ¿Podríamos aprovechar esas diferencias entre distintos bosques de la misma especie para “adelantarnos al cambio climático”?

¿Cómo?

Por ejemplo, mediante la recolección de semillas en unas zonas y utilizándolas en otras, se podría mejorar la adaptación de las especies. Se está investigando mucho sobre ello, con algunos resultados prometedores.

Mejora genética

Se pueden lograr cambios relativamente rápidos en una determinada característica si seleccionamos los mejores ejemplares y los cruzamos entre sí.

La mejora que se logra en sucesivas generaciones puede combinar distintas
características, tales como crecimiento o calidad de la madera con resistencia a enfermedades o plagas y adaptación a los futuros escenarios climáticos.

Conservación de recursos genéticos forestales 

Frente a las incertidumbres futuras, la mejor garantía es asegurar la conserva- ción de la diversidad genética que ya existe. Este es el indiscutible “seguro de vida” evolutivo para la adaptación a largo plazo.

Para conseguirlo, se está trabajando a nivel internacional en definir una red de bosques para la conservación de la diversidad genética, con gran protagonismo de las poblaciones aisladas o que viven en condiciones extremas, porque podrían contener ejemplares interesantes para la adaptación futura.

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