Todavía en el siglo XXI es una carrera de obstáculos. En el mundo de la investigación nos estamos alejando de la igualdad. Comparando la carrera científica entre 2009 y 2019, se ve que las mujeres encuentran problemas para ascender en la carrera investigadora.
El número de graduadas en los estudios relacionados con el sector forestal aún está lejos de la paridad. Aunque el número de estudiantes graduados en total ha aumentado a lo largo de este periodo, el porcentaje de mujeres se ha estancado o incluso disminuido. Solo ha tenido un aumento importante en el último estudio quinquenal en la categoría de estudios de doctorado.
Hasta 1910 no se permitió a las mujeres cursar estudios universitarios, y tuvieron que pasar 20 años para que una mujer fuera admitida en una ingeniería superior. Treinta años después, en 1960, las alumnas de todas las ingenierías eran solamente sesenta y seis en todo el país.
Según el Banco Mundial, las mujeres de las comunidades forestales obtienen el 50% de sus ingresos de los bosques, mientras que los hombres sólo obtienen un tercio. Además, sus funciones en el sector forestal son invisibles e informales, lo que conlleva unas condiciones de trabajo deficientes y una menor remuneración. El cambio climático tiene el potencial de agravar las desigualdades de género y aumentar la vulnerabilidad de las mujeres, porque las mujeres rurales que obtienen sus ingresos de los bosques verán alterados sus medios de vida por los cambios en la disponibilidad de recursos.
El mundo necesita ciencia, y la ciencia necesita a las mujeres.